Cuando se contrata un seguro de coche, la compañía pide información sobre las características del vehículo, desde el modelo o la potencia, hasta el tipo de carburante o número de puertas, ya que el precio de la póliza varía en función de sus características técnicas. Y también de los extras que tenga. La recomendación es incluir todos los accesorios en tu póliza de seguro.
Además del color, la tapicería o la potencia, cuando se compra un coche se puede elegir una serie de extras, entre los que puedes encontrar techo solar, llantas de aleación, GPS integrado o bluetooth para el teléfono. Estos extras además de encarecer el precio final del vehículo pueden encarecer el de la póliza.
Todos estos accesorios cuestan un dinero, de ahí la importancia de asegurarlos para tener la tranquilidad de que, en caso de sufrir un siniestro, será la compañía aseguradora quien se haga cargo de todo. En este sentido, la mayoría de las pólizas de seguro recogen que todos aquellos accesorios que no vienen de serie deberán estar declarados específicamente, con su valor real, en la póliza para quedar cubiertos. Si en el futuro se modifican los extras se debe poner al corriente a la aseguradora.
En este sentido, algunas compañías de seguros distinguen entre accesorios de serie (todos los elementos que el comprador no puede elegir, ya que los incluye una determinada versión o modelo de un vehículo) y los extras no de serie (aquellos por los que el conductor tiene que pagar un precio adicional si quiere disponer de ellos). Suelen ser estos últimos los que, por norma general, pueden elevar el precio de tu seguro, puesto que el valor de tu vehículo también es más alto.
Sin embargo, cada vez resulta más difícil saber cuáles son éstos, ya que es bastante común que muchos de los elementos los haya agregado la marca como parte de una oferta (aunque no son de serie). Asimismo, las firmas renuevan continuamente las versiones de sus modelos, introduciendo y retirando accesorios en función de sus intereses de producción o de la respuesta del mercado. Ante esta dificultad, muchas compañías de seguros han optado o por cubrir también los accesorios no de serie (sin necesidad de pagar un suplemento), o bien, lo hacen hasta una determinada cantidad de dinero.
Es el caso de la póliza Fénix Buen Conductor, que contiene garantías de robo, pérdida total o daños propios y que incluye, de forma automática y gratuita, la cobertura del equipamiento adicional que pueda tener el vehículo hasta un valor de 1.500 euros. Además, no es necesario declararlo a la hora de contratar la póliza. Igual ocurre en la póliza SegurCaixa Auto. Por su parte, en el seguro de coche de Genesis, los accesorios fijos de serie y opcionales instalados tras la salida de fábrica quedarán cubiertos hasta un máximo de 500 euros. El exceso de esa cantidad deberás declararlo para poder disponer de cobertura.
Sin embargo, incrementen o no el precio del seguro por cubrir o no los extras, la mayoría de las compañías exigen que se declaren todos los accesorios de serie y extras en el contrato. Es el caso de Pelayo, que -como recoge en las condiciones de sus pólizas- no se hace cargo de los daños si los accesorios no se han declarado en las condiciones particulares del seguro.
Con todo, pese a lo que pueda parecer, la inclusión de todos estos accesorios no siempre supone una significativa repercusión en el coste de tu prima. Algunas compañías no encarecen sus pólizas, pese a garantizar la cobertura de estos elementos, y, en el caso de que se incrementen, el sobrecoste respecto al total del seguro suele ser pequeño. A la vista de esto, es muy aconsejable la inclusión de estos extras en el seguro. De no hacerlo, podrías arrepentirte en caso de siniestro. Se trata de que analices cuánto vas a pagar de más en tu seguro y que compares las distintas ofertas del mercado para elegir la mejor opción.
Fuente de la noticia: Expansión