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El motor pide “realismo” con las normas sobre emisiones

Improvisar una normativa más exigente sobre emisiones a consecuencia de la polémica que rodea a Volkswagen puede tener efectos devastadores para la industria europea de la automoción. Así de clara se ha mostrado hoy la patronal europea del motor, Acea, de la cual la española Anfac forma parte. En opinión de la organización radicada en Bruselas, reaccionar de forma exagerada al escándalo "pondría en peligro" las motorizaciones diésel el encarecerlas repentinamente, de tal manera que podrían tener que sacarlas del mercado.

Esta constituye la respuesta de ACEA a las conclusiones de la reunión del Comité de Reglamentación de la Comisión Europea (CTVM) celebrada el pasado día 6. En ella, se presentó una propuesta con los elementos esenciales necesarios para una legislación sobre las emisiones reales de conducción (RDE), y que se implementará en dos fases diferenciadas. La primera de ellas comenzando en septiembre de 2017. Ese mismo día 6, los eurodiputados debatieron en sesión plenaria el escándalo de los motores diésel de Volkswagen, y propusieron medidas como investigar si el fraude afecta también a otras empresas o hacer pruebas para medir su polución real en carretera.

“La industria del automóvil", asegura la patronal en un comunicado, "está de acuerdo con la necesidad de que las emisiones reflejen de forma más próxima las condiciones en la vida real, y por eso lleva reclamado propuestas al respecto desde hace años.

Pero puntualiza. “Es importante proceder de tal manera que permita a los fabricantes planear e implementar los cambios necesarios sin poner en peligro el papel de los motores diésel como uno de los pilares a la hora de cumplir con los futuros objetivos de emisiones de CO2".

Y así, en su comunicado, asegura que "sin unos plazos realistas y ciertas condiciones, algunos modelos diésel podrían ser inaccesibles en la práctica, lo que forzaría a los fabricantes a retirarlos del mercado. Esta circunstancia tendría repercusiones en las elecciones de los consumidores, así como en el empleo en todo el sector".

El endurecimiento de las leyes de emisiones en Europa, que con la norma Euro 6 rebajó en septiembre del año pasado el límite de óxidos de nitrógeno permitidos de 180 mg/km a 80, ha provocado un importante esfuerzo de la industria para adaptarse. Esta nueva normativa es mucho más estricta que la anterior, la Euro 5. Desde septiembre de 2015, se rebaja rebaja desde los 180 miligramos por kilómetro permitidos hasta solo 80. Todos los coches que no las cumplan no pueden salir al mercado.

En el caso de los motores de gasolina la exigencia máxima es de 60 miligramos de NOx por kilómetro, mientras que la masa máxima de partículas se mantiene igual. La Unión Europea lanzó su primera normativa Euro 1 en julio de 1992 sobre emisiones que contemplaba unas exigencias en términos de emisiones para los modelos lanzados en la región desde diciembre de ese mismo ejercicio.

Los motores diésel supusieron en 2014 el 53% del total de ventas en la UE, según los datos de la propia Acea. España es el tercer país de la UE que muestra mayor predilección por este tipo de motores, con un 66% del total. Solo le supera Luxemburgo y Portugal, con un 73,4% y un 72,3%, respectivamente.

Fuente de la noticia: Cinco Días