El mercado de los seguros de coche ofrece en la actualidad una amplia gama de pólizas. Con una amplia oferta de coberturas, cada vez el cliente muestra un mayor interés por conocer las garantías de las que dispone, pero también de todos los daños ante los que no queda cubierto. Realizar un análisis general sobre lo que las aseguradoras suelen ofertar es una buena forma a la hora de evitar sorpresas futuras en caso de tener un siniestro o de presentar un parte a la compañía aseguradora.
Aunque todos los vehículos que circulan por las carreteras españolas tienen que estar asegurados, cabe diferenciar que no es lo mismo contratar el seguro obligatorio que una póliza a todo riesgo. Pero, incluso en este último caso hay excepciones en las que el tomador del seguro debe responder por los daños y hacer frente a las indemnizaciones.
Seguro obligatorio
Las pólizas básicas de seguro obligatorio cubren la responsabilidad civil del conductor frente a terceros, pero no los daños personales ni materiales que sufran el coche y el conductor cuando éste sea culpable de un accidente. Sí que cubriría los daños del resto de ocupantes, ya que es un seguro a terceros. Sin embargo, en el caso de que los desperfectos se produzcan a bienes del cónyuge o familiares del conductor hasta tercer grado de consanguinidad o afinidad, no están cubiertos.
Además, en el caso de sustracción del vehículo y de que quien lo conduzca provoque un accidente con el mismo, los daños personales y materiales producidos con motivo de su circulación serán indemnizados por el Consorcio de Compensación de Seguros que, una vez identificado legalmente el culpable, podrá exigirle que asuma estos daños.
No obstante, el seguro obligatorio se suele complementar con la contratación de coberturas voluntarias que amplían la protección del vehículo o, incluso, de una póliza a todo riesgo que, además de los daños a terceros, cubre también los propios del coche. Cada compañía tiene sus propios productos, con lo que no hay un seguro estándar. En este sentido, cada cobertura puede tener sus propias exclusiones, con lo que es necesario leer bien la letra pequeña de cada contrato.
Exclusiones más habituales
La mayoría de las compañías no se hace cargo de la asistencia en carretera si se circula por vías no aptas, como pistas de tierra. Aunque es posible encontrar pólizas que sí que lo hagan, como la de Mapfre, que presta sus servicios aunque el accidente se haya producido en una vía de este tipo.
Otra de las exclusiones suele venir de la mano de los accesorios que no vienen de serie. La mayoría de las pólizas de seguro recogen que este tipo de extras deberán estar declarados específicamente, con su valor real, en la póliza para quedar cubiertos. Si no se hace, en caso de robo, incendio o siniestro, la compañía no se hará cargo de ellos. No obstante, muchas compañías de seguros han optado por cubrir este tipo de accesorios hasta una determinada cantidad de dinero. Es el caso de la póliza Fénix Buen Conductor, que contiene la cobertura del equipamiento adicional que pueda tener el vehículo hasta un valor de 1.500 euros, sin necesidad de declararlo.
Asimismo, en caso de introducir modificaciones en el vehículo, se deberá comunicar a la aseguradora. Si no está homologado y la compañía de seguros no lo sabe, en el caso de sufrir un accidente, la compañía puede negarse a pagar los daños del coche, alegando que no es el mismo que figura en el contrato. En el mejor de los casos, sólo cubrirán los daños como si los extras del automóvil fueran de serie. De hecho, muchas compañías no aceptan nuevas pólizas para coches tuneados. Sin embargo, existen seguros específicos para estos vehículos.
Por supuesto, ninguna póliza cubrirá los daños causados voluntariamente por el asegurado, ni cuando se ha provocado un accidente y se conducía bajo los efectos del alcohol, las drogas o sin carné, así como si el coche no ha pasado la ITV. Incluso si se produce un choque con un familiar, las aseguradoras pueden negarse a pagar los gastos, ya que tienden a pensar que es un fraude, sobre todo si se comparte domicilio. En ocasiones, también sospechan de siniestros entre vecinos.
En el caso de transportar más carga o pasajeros de los permitidos (por ejemplo, seis en un vehículo de cinco plazas), será el tomador de la póliza quien deba responder por los daños o cualquier indemnización. De la misma forma, si no se han pagado a tiempo las primas, la compañía aseguradora se puede reservar el derecho de no cubrir cualquier tipo de eventualidad o siniestro que ocurra.
Otro de los casos más habituales se produce a la hora de asegurar a conductores nobel. Si un menor de 25 años conduce el vehículo, tiene un siniestro y su nombre no aparece en la póliza como conductor, pocas compañías se harán cargo de los daños que cause a terceros o en el coche. Es muy común que la compañía aseguradora argumente mala fe y no se haga cargo de los desperfectos. Para evitar este tipo de situaciones, se recomienda incluir al joven en la póliza como segundo conductor, en el caso de que vaya a hacer un uso ocasional del mismo. Si el menor de 25 años va a conducir el coche de manera habitual, la mejor alternativa es contratar un seguro a su nombre. Aunque no es tarea fácil, hay aseguradoras que cuentan con productos dirigidos a este colectivo; es el caso del seguro YCAR de Mapfre o los seguros para jóvenes de Mutua Madrileña y Balumba.
Además, ninguna aseguradora indemnizará por inundación, terremoto, tsunami, erupción volcánica, huracanes, terrorismo, motines, accidente nuclear, manifestaciones o huelgas y hechos declarados como catástrofe nacional. En estos casos, la indemnización correrá a cargo del Consorcio de Seguros.
Estas son algunas de las claves que permitirán conocer qué aspectos cubren las pólizas de seguro más habituales y adaptarlas a nuestras necesidades en caso de contratar con alguna de las aseguradoras que operan en el mercado.
Fuente de la noticia: Expansión