El sector asegurador en los últimos años ha tenido un buen comportamiento y ha enfrentado la crisis mejor que otros sectores. En 2014 las primas bajaron un 0,84% respecto a 2013, con un comportamiento desigual entre las primas en Vida (-1,7%) y en No Vida (0,8%). En el primer trimestre de 2015 las tendencias se han acrecentado: las primas de ramos de No Vida crecen más (2,12%), y las de Vida han acelerado la caída (-12,7%), con especial incidencia en el ámbito de vida ahorro (-16,32%).
Estos datos se complementan con los resultados del segundo test de estrés, publicados a finales de 2014 por la autoridad europea de supervisión de las compañías aseguradoras (EIOPA) que reflejaron un escaso impacto de los diferentes escenarios de estrés para las compañías del sector en general y en concreto entre las empresas españolas.
La salida de la crisis puede implicar varios efectos contrarios. Por un lado, la mejora de la situación económica en general y de la renta disponible de las economías familiares supone un aumento de las primas en No Vida, pero también un aumento de la siniestralidad, por ejemplo en autos por su mayor utilización (favorecido por una disminución del precio del petróleo). Por otro lado, el ramo de Vida está afectado principalmente por los productos de vida ahorro. La bajada de los tipos de interés, entre otros aspectos, está haciendo que los ciudadanos se decanten por otros productos y, además, las aseguradoras tienen que optimizar sus inversiones en un contexto protagonizado por el nuevo marco fiscal. También se ve afectado por la consolidación bancaria, al reducirse los puntos de venta, así como por los cambios regulatorios que están llegando.
En el ámbito de la regulación, los impactos llegarán por la entrada en vigor de Solvencia II el 1 de enero de 2016, la Directiva de Distribución o la regulación europea de los productos empaquetados de inversión minorista (PRIPs). En España, la nueva Ley de Ordenación y Supervisión de Seguros supondrá cambios en la forma de gestionar el negocio y el capital y la valoración de los riesgos.
La presencia exterior ha ayudado a las principales compañías aseguradoras españolas a mantener el crecimiento de su volumen de negocio, al compensar la situación más compleja de nuestro país con el negocio en diferentes áreas geográficas y con distintas situaciones económicas.
Entre las claves de las aseguradoras españolas en los últimos tiempos se encuentran la diversificación de riesgos, el aumento de la innovación y la apuesta por los cambios tecnológicos cada vez más rápidos; todo ello apoyado por buenos equipos humanos, que les permiten adaptar mejor su negocio a las nuevas tendencias y a los nuevos escenarios.
Fuente de la noticia: El Mundo