Quien haya llevado aparatos, y sobre todo quien tenga un hijo que los lleve, sabrá que no son ninguna broma. Le pueden cambiar la sonrisa, pero te pueden perforar el bolsillo. Lo mismo ocurre con los empastes, las revisiones dentales, endodoncias, cirugías, prótesis, etc
Algunas de estas coberturas están incluidas en los seguros de salud, pero casi todas necesitan de un seguro dental adicional que ofrecen prácticamente todas de compañías que trabajan los seguros médicos.
El éxito de los seguros dentales está fijado en un par de argumentos irrefutables: la sanidad pública está muy lejos de garantizar una cobertura sanitaria dental completa y los dentistas privados tienen precios muy elevados para las carteras del común de los mortales. Es decir, se puede acudir a un dentista sin seguro en un momento concreto, pero en algunos sectores poblacionales (niños y mayores) las intervenciones son habituales y carecer de un seguro dental puede salir caro.
A pesar de ello, los problemas dentales pueden surgir en cualquier momento y los seguros dentales ayudan a ahorrar en el costo de los servicios médicos que éstos van a ocasionar irremediablemente. Como siempre, el precio a pagar irá en función a las coberturas contratadas.
Los servicios de ortodoncia, por otra parte, requieren franquicia en la práctica totalidad de las compañías de seguros. Es decir que en prácticamente todos los servicios practicados es necesario que el cliente realice un desembolso menor del que tendría que realizar en caso de no haber contratado el seguro dental por lo que el seguro funciona como un instrumento de descuentos pactados por las aseguradoras para sus clientes respecto de los precios oficiales del dentista.
Carencias del seguro dental
Como ya sabemos, la carencia es el periodo que pasa desde la firma de la póliza hasta que entran en vigor las coberturas contratadas en el seguro. Durante todo ese tiempo, el cliente asumirá los gastos relacionados con las intervenciones que le tengan que hacer. De ahí que sea recomendable una cierta previsión.
Pues bien, igual que, por ejemplo, en los seguros de coche no existe carencia, sí se aplica en los seguros dentales. Concretamente 30 días de carencia. Esto quiere decir que si sabes que le tienen que poner brackets a tu hijo, es aconsejable contratar los servicios de alguna empresa aseguradora con cierta antelación para que, una vez se los pongan, los gastos sean más económicos.
Fuente de la noticia: Acierto