Contratar una póliza puede ser un salvavidas en caso de asistencia médica o accidente
A diferencia de otro tipo de seguros como los de vivienda o coche, los de viajes no son percibidos por los usuarios como necesarios y en la mayoría de casos no se contratan, salvo excepciones como cuando se trata de viajes a países conflictivos. Según datos del Real Automóvil Club de España (RACE), solo el 20% de los turistas españoles dispone de un seguro de viaje cuando realiza un desplazamiento, frente al 90% de países como Holanda o Estados Unidos.
¿Merece la pena entonces contratar un seguro de viaje... Lo cierto es que, por lo general, el gasto es mínimo y puede conllevar un ahorro importante si tenemos un accidente o requerimos asistencia sanitaria en el extranjero. No obstante, antes es necesario analizar la situación sanitaria del país al que nos vamos a desplazar. Cabe recordar que en Europa, los gastos sanitarios están cubiertos en su mayor parte por los servicios públicos.
En función del tiempo de viaje y las coberturas contratadas, el coste de un seguro para imprevistos de última hora oscila entre los 25 y los 37 euros en países europeos, y entre 58 euros y 90 euros en otros lugares del mundo.
Para destinos sin sanidad pública, como puede ser Estados Unidos, es recomendable ampliar las garantías al menos hasta 80.000 euros de cobertura médica. De hecho, los seguros médicos son los más solicitados. Y es que la factura de sufrir un percance en un país extranjero puede ascender a 95.000 euros, según estimaciones de la patronal de las aseguradoras Unespa.
Tipos de seguros
Para viajar con tranquilidad y tener una estancia lo más cómoda posible existen cuatro tipos de seguros elementales: el básico, de anulación y para aventuras de riesgo.
- Seguro básico: Ofrece una cobertura mínima. Suele estar incluido en los paquetes de vacaciones que ofrecen las agencias de viajes y protegen frente a situaciones como overbooking o retrasos.
- Dentro del seguro básico hay que prestar mucha atención a la asistencia médica o sanitaria. Debe incluir aspectos como los gastos médicos, repatriación o traslado sanitario, traslado por fallecimiento, o regreso anticipado por hospitalización.
Hay que informarse bien porque no todas las atenciones están cubiertas. De este modo, si el precio real de la asistencia recibida es mayor que el mínimo asegurado, entonces deberemos abonar la diferencia. Por eso hay que analizar si nos conviene ampliar las garantías y así evitar sustos.
Otros aspectos a analizar son la cobertura por robos y daños materiales y la responsabilidad civil. En el primer caso, se suele incluir una compensación económica por pérdida, daños o retraso en la entrega del equipaje, y en el segundo, nos cubrirá las espaldas en caso de que provoquemos un accidente.
- Seguro de cancelación: Hoy en día es habitual contratar los viajes con meses de antelación para aprovechar los descuentos que ofrecen las agencias de viajes. Si nos vemos obligados a suspender el desplazamiento por cualquier circunstancia, con un seguro de cancelación nos devolverán el importe que corresponda siempre que esté justificada la anulación. Recordar que la cobertura de este tipo de pólizas acaba en el momento en que se inicia el viaje y no cubre otra incidencia durante el mismo.
- Seguro de aventuras de riesgo: Si tenemos previsto realizar algún deporte de riesgo durante el viaje (esquí, escalada, rafting...), es recomendable contratar un seguro de este tipo. Las aseguradoras ofrecen distintos tipos de pólizas, incluso personalizadas, que cubren contingencias tan variadas como un accidente de caza, un imprevisto en un safari o en una estación invernal.
Fuente de la noticia: Levante