Las entidades prevén un aumento del negocio a través de los nuevos canales.
Del dicho al hecho hay un trecho, y ese es el camino que el seguro todavía debe andar hacia una auténtica transformación digital. Porque aunque la innovación tecnológica acapara el discurso de la industria, en la práctica, la evolución de las compañías avanza a paso lento. Muy lento. Tanto que el asegurador es uno de los sectores más rezagados en la adaptación al mundo online, incluso por detrás de su prima hermana la banca, dice Bain & Company.
La consultora lanzaba la semana pasada un diagnóstico de situación (en su informe Global Digital Insurance Benchmarking Report 2015: Pathways to Success in a Digital World), donde quedan al descubierto algunos de los déficits de las aseguradoras en la implantación del modelo digital de negocio. Y aunque el grado de adopción varía por países y por empresas, en el retrato global no puede decirse que la industria salga bien parada: de los seis puntos clave para testar el éxito de la transformación digital que establece Bain, el sector no consigue nota alta en ninguno.
La experiencia digital del cliente es el apartado en el que se observan mejores resultados, aunque sin grandes alardes. De hecho, solo la mitad de las entidades tiene ofertas específicamente diseñadas para el canal online. Pese a que las previsiones de las propias aseguradoras anticipan que en los próximos años habrá un trasvase radical del contacto con el cliente a través de los cauces tradicionales, el presencial y el telefónico, hacia las vías digitales y móviles, aún no están suficientemente preparadas para el cambio.
Algo similar ocurre en la llamada multicanalidad de las ventas, es decir, en la capacidad de distribuir productos a través de diversos canales. En ese capítulo, las compañías de seguros también creen que el negocio crecerá exponencialmente en las plataformas digitales, y que las nuevas primas generadas a través de estos medios pueden llegar a duplicarse en un plazo de tres a cinco años, pero son muy pocas las que cuentan con la posibilidad de empezar y finalizar la compra en un abanico de canales amplio. Hoy, únicamente el 8% de las nuevas primas de vida y el 10% de las nuevas primas de seguros generales proceden de la venta online o a través de dispositivos móviles, constata Bain.
El tercer aspecto evaluable es la optimización de las operaciones por el empleo de tecnologías digitales, algo que contribuye al ahorro de costes. En este campo, la utilización del procesamiento directo de los datos está aumentando en la mayoría de las transacciones, indica la consultora autora del análisis. En general, sin embargo, «las aseguradoras aún dependen de los procesos manuales para capturar la mayor parte de la información de los clientes».
BIG DATA
El uso de analítica avanzada y Big Data es, asimismo, una cualidad todavía poco común en la actividad aseguradora. Con todo, las perspectivas apuntan a un inminente desarrollo de esta área, que supondrá una verdadera revolución. Las entidades consideran que el gasto promedio anualizado en analíticas Big Data se elevará entre los próximos tres y cinco años un 24% en el ramo de vida y un 27%, en no vida.
La incorporación de herramientas tecnológicas que permitan la transformación digital es otra de las asignaturas pendientes del seguro. Y eso obligará a incrementar la inversión en esta partida. Las aseguradoras de vida esperan aumentar los recursos destinados a tecnologías de la información del 3,8% de los ingresos al 5,5%; los operadores especializados en hogar y accidentes, por su parte, prevén un alza menor: desde el 3,7% a poco más de un 4% de los ingresos.
¿Está la organización lista para asimilar la innovación? Este es el último interrogante del examen de Bain. «Convertirse en un innovador digital requiere la creación de un entorno que fomente más que ahogue la innovación y la colaboración activa en todas las funciones y unidades de negocio», plantea la consultora. La mayoría de las aseguradoras se sirven de instrumentos y métodos para evolucionar sus modelos tradicionales de negocio hacia la dimensión digital, así como para concebir iniciativas totalmente digitales. Y, por ahora, solo puede hablarse de un éxito parcial: alrededor del 41% de los aseguradores de vida y el 24% entre las compañías de seguros generales han logrado menos de la mitad de los objetivos que se fijaron en su proyecto de transformación.
La fotografía revela, por tanto, que son muchas las empresas de seguros que no disponen de un plan realista en su transición hacia el universo digital y que deberán pisar el acelerador si no quieren perder comba, porque Bain también avisa de ese efecto. Según la consultora, la falta de acción del seguro, no satisfaciendo del todo las nuevas demandas de los clientes surgidas en la esfera digital, han creado un vacío que ya están aprovechando otras empresas disruptivas, capaces de aportar soluciones alternativas al seguro clásico.
Fuente de la noticia: Expansión