Sony tiene marcado a fuego el mes de noviembre. Hace ahora un año, sufrió uno de los ataques informáticos más graves de la historia. La firma japonesa perdió 100 millones de dólares (94,5 millones de euros) en un ciberataque, que provocó una fuga de datos muy comprometida: se liberaron películas sin estrenar, guiones inéditos y datos privados de actores y más de 15.231 empleados. Este negro aniversario coincide con la celebración hoy del día mundial de la ciberseguridad. Una jornada en la que se trata de concienciar sobre el aumento de los riesgos cibernéticos en una sociedad cada vez más conectada.
La digitalización de todos los sectores ha elevado drásticamente la exposición de las empresas a nuevas ciberamenazas, y ello ha disparado también el negocio que mueve la industria de la ciberseguridad, una de las pocas que ha crecido incluso durante la crisis. En 2014, facturó más de 72.000 millones de euros en todo el mundo, y distintas fuentes estiman que alcanzará los 170.000 millones de dólares (unos 160.500 millones de euros) en 2020, con una tasa anual de crecimiento de entre el 9% y el 12%. En España, y según el Instituto Nacional de Ciberseguridad (Incibe), este mercado mueve unos 500 millones de euros anuales, y se prevé que crezca a un ritmo anual del 12%.
Otros números muestran las pérdidas que los ciberdelitos causan a las empresas. La aseguradora Allianz fija la cuantía en 445.000 millones de dólares (unos 420.000 millones de euros), de los cuales la mitad recae en las 10 principales economías mundiales. Y HP y el Instituto Ponemon apuntan, por su parte, que el coste medio del cibercrimen asciende a 15 millones por organización, lo que supone un incremento del 20% anual y del 82% comparado con 2010.
Estas dos últimas empresas apuntan también que el tiempo de media que conlleva solucionar un ciberataque es hoy de 46 días, un incremento de casi un 30% a lo largo de los últimos seis años, con un coste medio de 1,9 millones de dólares por cada ataque que se corrige, un 22% más respecto a 2014.
En su web, el Icex apunta que las compañías españolas pueden estar perdiendo más de 13.000 millones de euros anuales por los ciberataques.
Todos estos números no sorprenden si como revela un estudio de la firma FireEye centrado en Europa el 67% de las empresas del Viejo Continente declara haber tenido un ataque o fugas de información en el último año. Además, dice, el 69% de las fugas se descubrieron entre 1 y seis meses después de ocurrir.
“Los ciberataques son cada vez más frecuentes y graves, y que las organizaciones entiendan el impacto financiero que pueden tener en su negocio les puede ayudar a determinar la inversión apropiada y los recursos que necesitan para prevenir o mitigar las consecuencia de un ataque”, dice Larry Ponemon, presidente del Instituto Ponemon. Su estudio junto a HP muestra que aquellas empresas que han hecho uso de sistemas de inteligencia de seguridad han logrado unos ahorros de 3,7 millones de dólares de media al año.
“Las reglas de juego han cambiado. Ahora la dependencia de las empresas de la tecnología es enorme y con Internet los ataques tienen un origen global, varias organizaciones pueden ser atacadas a la vez desde un mismo sitio, a una velocidad extraordinaria y con amenazas cambiantes”, asegura Alfonso Bilbao, presidente de la Comisión Técnica de la fundación ESYS. Esta organización, que actúa como lobby en materia de seguridad, reclama al Estado español más recursos para combatir la ciberdelincuencia y una legislación que permita perseguir a los cibercriminales.
“No tiene sentido que si un banco sufre una agresión y denuncia que los datos de sus clientes han sido vulnerados, a menudo sufra el riesgo de que la Agencia de Protección de Datos se le eche encima por no haber protegido adecuadamente los datos de sus clientes, algo absolutamente discutible”. En opinión de Bilbao, la información es clave para conocer y poder atajar el problema. Por ello cree que en todo el mundo debería ser obligatorio que las empresas denuncien los ciberataques que sufren. “No como ahora, que parece que aquí no ocurre nada”. También reclama más intercambio de información entre sector privado y organismos públicos, nacionales e internacionales. “Es la forma de ayudar a garantizar la seguridad de todos”.
Seguridad física y lógica
En unas jornadas organizadas la semana pasada por la fundación ESYS, su presidente, Javier Gómez-Navarro, destacó que aunque la seguridad física no ha perdido su papel, la ciberseguridad se ha convertido en primordial para el mundo de los negocios. “Los bancos no tienen miedo a los atracos, pero sí a las amenazas cibernéticas”, aseguró, remarcando la apuesta de la citada fundación y sus patronos (Telefónica, Indra, Gas Natural Fenosa, Securitas y Prosegur) por un modelo que integre la seguridad física y la lógica en un concepto global de seguridad integral. Algo que también compartió José María Pena, director general de Soluciones Integrales de Seguridad de Prosegur, y Fernando Sánchez Gómez, director del Centro Nacional para la Protección de Infraestructuras Críticas (CNPIC). En este sentido, este recordó que la ley española de infraestructuras críticas recoge la exigencia de un interlocutor único en cada empresa para temas de seguridad.
Y es que el riesgo de ciberataques se plantea especialmente sensible en sectores como el de las infraestructuras críticas porque ofrecen servicios básicos para la sociedad. En España, el mapa de infraestructuras críticas está compuesto por 12 sectores que son esenciales y de entre los que ya han sido analizados (energía, nuclear, financiero, transportes y agua) se han nombrado 93 operadores críticos. Entre enero y septiembre, el Incibe ha interceptado 63 ciberincidentes contra este tipo de instalaciones, la mayoría a operadores de suministro eléctrico. El mismo número de incidentes que se registró en todo 2014.
Por su parte, los incidentes de seguridad contra empresa y particulares, que también gestiona el Incibe, han pasado de los 18.000 detectados en 2014 a los 42.800 gestionados en lo que va de año.
Ante los ataques cada vez más complejos de detectar y perseguir, Enrique Martín Gómez, jefe de proyectos de infraestructuras de ciberseguridad de GMV, aconseja “asumir cuanto antes que nuestros sistemas pueden ser comprometidos en cualquier momento” y utilizar una solución que integre tecnologías sandboxing (que ejecutan y observan el comportamiento de malware sospechoso en entornos reales virtualizados), con análisis forense y threat Intelligence (compartir la información de las amenazas entre todos los sistemas y entidades encargados de la ciberseguridad de cualquier infraestructura). Y todo apoyado con profesionales que sepan cómo responder a incidentes de seguridad de forma efectiva.
Falta de profesionales
El director general de Incibe, Miguel Rego, destacó hace unos días que en España el sector de la ciberseguridad emplea a 42.500 profesionales, pero ya se ha dado la voz de alarma ante la falta de profesionales especializados. La seguridad gestionada, la protección de datos en movilidad, las amenazas persistentes avanzadas, el Internet de las cosas o la seguridad en las redes eléctricas inteligentes o los coches conectados son algunos de los segmentos que experimentarán más crecimiento. Y estas tendencias hacen que se haya estimado un déficit de más de un millón de profesionales de ciberseguridad a escala global.
Precisamente este domingo se clausuró la feria Cybercamp 2015 en Madrid, que acogió la segunda edición del Foro Empleo y Talento en Ciberseguridad, que está disponible en versión online hasta el 8 de diciembre para acceder a ofertas de trabajo.
Oportunidad para las empresas españolas
Rego defiende que es importante “hacer ver a España como un país maduro, con experiencia y sobre todo con empresas que desarrollan tecnologías y servicios que mejoran la confianza”. El director general del Instituto Nacional de Ciberseguridad cree, como otros expertos en el sector, que los desafíos de la ciberseguridad abren también una oportunidad industrial en España, donde hay firmas con soluciones punteras como S2 Group, S21 Sec, GMV, Indra, Panda y Telefónica, entre otras. En la patronal tecnológica Ametic, la plataforma eSEC, con 222 entidades, busca impulsar la cooperación para aprovechar esta oportunidad tanto a nivel nacional como internacional.
Los ciberseguros empiezan a tomar fuerza
La aseguradora Allianz y otras empresas de seguros ven claro el tirón del negocio de los ciberseguros en los próximos años. Sobre todo por la mayor concienciación de las empresas hacia las consecuencias de los ciberataques (violaciones de datos, problemas de privacidad, daños a la reputación, interrupción de negocio…) y por un previsible endurecimiento de la legislación a nivel global sobre protección de datos con mayores sanciones (en algunos países como EE UU, Hong Kong, Singapur y Australia ya se ha dado).
Un informe de Allianz asegura que, en la actualidad, menos del 10% de las empresas suscriben pólizas contra este tipo de riesgos. Sin embargo, prevé que las primas de seguros cibernéticos aumenten a nivel mundial de 2.000 millones de dólares anuales hoy a más de 20.000 millones en la próxima década, lo que supondría una tasa de crecimiento anual acumulado superior al 20%.
En EE UU, el crecimiento ya está en marcha. Según otro reciente estudio de Wells Fargo sobre 100 empresas medianas y grandes de ese país revela que el 85% tienen ya contratado un ciberseguro.
Allianz asegura que el ámbito de los seguros cibernéticos debe evolucionar para poder proporcionar una cobertura más amplía y completa, centrándose en la interrupción de negocio empresarial y reduciendo la distancia entre la cobertura tradicional y las pólizas de seguros cibernéticos. “Mientras que la exclusión de los riesgos cibernéticos en las pólizas de seguros de riesgos generales probablemente será algo habitual, los seguros independientes contra los riesgos cibernéticos seguirán evolucionando para convertirse en la principal fuerte de cobertura completa”.
La aseguradora también cree que las compañías de seguros se enfrentan a retos en torno a la fijación de precios, la redacción de pólizas, la elaboración de modelos y la acumulación de riesgos.
Fuente de la noticia: Cinco Días